El tatuaje era de los de verdad, de los que valen cinco papeles y sólo se borran con “una operación a base de láser, tío, que yo no me hago ni harto de vino”.
Terminada nuestra conversación fui a desahogarme con Heinz Kloster, que fue un pirata a finales del siglo XVIII y estaba más tatuado que el caldero de Toledo. Le pregunte el porque de esta moda, ahora, en pleno siglo XXI.
No te confundas, muchacho -me respondió- el tatuaje no es una moda ni lo será jamás. “Moda”, por definición, es lo que cambia, lo efímero. El tatuaje es lo permanente, lo que dura hasta la tumba.
Agarró el vaso de ron y se me puso nostálgico:
-Cuando yo navegaba allá por mil setecientos y pico, el tatuaje era lo único que no te robaban los años. Tea acompañaba a la gloria o la horca. Era el salvoconducto que te abría las puertas de todas las tabernas, tu carné de identidad, tu currículo vital y tu tarjeta de crédito.; tu fe de vida, tu certificado de penales y de mala conducta. El tatuaje era un aviso para navegantes, una amenaza para cortesanos y para quien soportaba en su pellejo un souvenir de quien sabe que lejanos puertos y hazañas. A muchos de nosotros se nos conocía sólo por el tatuaje: “¡Ha llegado el de la sirena tuerta!”, decían…Yo mismo me identificaba así. Incluso llegué a olvidar mi nombre. : ¡Que tiempos, amigo mío!
-Pero ¿por qué ha reaparecido ahora?
-Por eso, muchacho, por eso…Porque son para siempre. Son lo único perdurable. El que se hace un tatuaje sabe que no está siguiendo la moda; esta comprometiendo su futuro en una ceremonia de sangre y ron.
H. K. se metió un lingotazo en el esófago, y continuó:
-Este siglo es un cobarde, y la culpa es de tu generación. Habéis llenado de changüelo los calzones de los chavales , y ahora tienen miedo de ser jóvenes, o sea, a jugarse la vida… Les habéis explicado que, para ser libres, hay que huir de todo compromiso. Les habéis dicho que no se aten a nada ni a nadie; que hay que amar pero sin papeles, que les preciso conservar siempre abierta una escotilla en la retaguardia para escabullirse si algo sale mal. ¡Vivid al día, les dijisteis. Carpe diem! ¡gozad del placer de este instante, no sea que mañana esté vacía la nevera. No tengáis hijos, os encadenarán. No hagáis promesas: la vida es muy larga. No os caséis en serio: disfrutad del sexo light! Les habéis hecho creer que la libertad consiste en imitar a las gaviotas, que cambian de pareja en cada marea y se alimentan de carroña y chapapote. Habéis inventado un matrimonio trivial y quebradizo como la terracota, que se deshace al primer conflicto. Para colmo lo habéis hecho obligatorio…Ya ni siquiera existe el derecho a entregar la vida entera, a lanzarse sin red a la aventura del amor. Quien lo haga será considerado un enfermo o un talibán.
-Oye, que yo no…
-Los habéis condenado al egoísmo crónico, a la vida sin sangre ni sustancia…y en el último término, a la soledad. ¿Y me preguntas por qué se hacen los tatuajes? Para que la palabra siempre tenga algún significado.
-Así que tú estás a favor…
-Ni a favor ni en contra. La vuelta de los tatuajes demuestran que la naturaleza humana no ha cambiado: necesita ejercer ese supremo acto de libertad que nos asimila a Dios porque nos hace eternos…el hombre exige su derecho a comprometerse y a decir “para siempre: hasta la muerte”.
Ya digo, el pobre Kloster estaba un poco borracho. Me miró desde lo alto del óleo que colgaba encima de la chimenea del salón y se quedó inmóvil, con la vista perdida en el reloj de cuco.
[The idea spinning around my head…]
Thanks for E.M.
Si todo este talento lo encauzases sería increible. no obstante, creo que lo que decía el pirata es absolutamente cierto.
nos vemos
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Interesantes ideas las del pirata.
Muchos saludos.
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