El granizo golpea irreverente los cristales de nuestra casa mientras Congo se mueve dentro de mí. Por unos instantes se para a escuchar el golpeteo de las bolas que caen con la rabia del mal tiempo.
– Lo oyes? -me pregunta muy bajito al oído. Le contesto que sí con un ligero movimiento de cabeza.
Entonces Congo me besa, y sigue deslizándose en mis entrañas hasta que llega el momento. Después, lentamente, con la misma naturalidad que se desprende del árbol una fruta madura, se deja caer. En mí.
La autora lo titula AmAntesAmigos y lo he encontrado aqui. Blogueando por la red que diría el bloguedor (el de verdad que hay por ahi mucho fake) y aqui os lo planto.
¿¿??
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