El titulo es elocuente y absoluto. El rugby es uno de los deportes más bonitos y puros. Prometo, y existen testigos, que intenté jugar al fútbol. Enseguida me pusieron un mote: KILLER. Desde ese momento empecé a buscar un deporte que se adecuara a mi forma de ser. El rugby se adaptó como un zapato de piel de canguro.
Ese año que estuve preparando la (para mi odiosa) Selectividad, empecé con el equipo de Ingeniaría de Caminos de la Universidad Politécnica y ya no pude dejarlo. Una cosa curiosa es que (si conoces a alguien que juege, lo notarás enseguida) a los que nos gusta y lo practicamos, nos gusta muchísimo. Este deporte no permite las medias tintas. Ni a los chupatintas. Otros como el fútbol son, digamos que «más abiertos».