Lo apasionante de sentirte una gota en el oceáno. Universitarios en Etiopía
“Pi-pi-pi, pi-pi-pi”. El sonido del despertador remueve en la cama a Jaques que se estira y sale trabajosamente de su saco de dormir. Nadie es demasiado flexible por la mañana. Bueno quizás si. Rayan otro paisano suyo del Líbano de veintidós años y una poblada barba se ha levantando una hora y media antes, a las cinco de la mañana para hacer ejercicios. Mientras Jaques va con su toalla hacia el baño para tomar una ducha de agua fría (la caliente sólo funciona a veces), Rayan termina sus series de abdominales flexiones y otros ejercicios que le mantienen en forma y sobretodo, le ayudan a prevenir lesiones. Hace una año se rompió varias vertebras y alguna costilla esquiando en Líbano después de una salto espectacular. Los ejercicios le ayudan a poder seguir compitiendo a buen nivel, continuando en la selección de esquí del Líbano. Después de la ducha, se comienza a oír cantar a las monjas, y se dirigen a la capilla. “Merde -masculla en francés Jaqcues- otra vez llegamos tarde”. En la habitación se queda Julian (pronunciese yúlian porque es inglés) durmiendo apaciblemente tras su mosquitera. No ha oído nada porque duerme con tapones y prefiere ir directamente a desayunar.
Equipo de curas del compund de las Misioneras de la Caridad en Addis Abeba. De izquierda a derecha, los americanos Zack y Stevie, el español Jesús, Sar también americano, Abebe estudiante de enfermería etiópe y Magalie, francesa.

Las seis de la mañana es una hora intempestiva en España para la mayoría y temprano para unos pocos. En Etiopía es la hora a la que sale el sol y todo se pone en marcha. El disco del sol asoma entre la neblina de la mañana disipándola y haciendo que los pájaros empiecen a sacudirse las plumas, moviendo las ramas de los omnipresentes eucaliptos, y casi parezca que los cultivos de maíz que rodean en campamento de las Misioneras de la Caridad se estiren para captar mejor los rayos. Esa noche ha llovido, la tierra esta mojada y todo brilla en esos primeros momentos del día. Como si de un precioso decorado se tratara todo reluce después de encenderse los focos. Estamos en julio y aquí es la temporada de lluvias. Nada que ver con el verano de caluroso y soleado que reina en España.